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Cuando yo tenia casi once años, los médicos decidieron que era inevitable operarme de anginas y mis padres para compensarme de tan doloroso trauma, se ofrecieron a hacerme un regalo. Yo no tuve ni que pensar,-”Quiero un Quijote de la Mancha de leer”. Con ello quería indicar que no deseaba que fuera estilo tebeo con muchos dibujos y poco texto. Yo lo que necesitaba era algo que tuviera mas texto que dibujos. Para mi ya había dado por concluida mi iniciación a la lectura con los tebeos del “Capitán Trueno”, “Hazañas Bélicas” y por supuesto daba por concluido mis lecturas de las novelas ejemplares e corte histórico “Bárbara de Braganza”, “El Cid Campeador” y otras muchas que mi memoria ha dejado en el olvido. Desde entonces he fatigado muchos libros: novelas, filosofía, poesía, ensayo, historia, ciencia etc.; se podría decir sin temor a equivocarme que he tocado todos los palos.

El Quijote, que tuve la suerte que me regalaran y que aún conservo venia ilustrado por Vela Zanetti y tiene 837 paginas con sus correspondientes notas a pie de pagina. Desde entonces hasta ahora me lo habré leído como unas cuatro o cinco veces completo sin respirar.

Pero este blog, no va a tratar de mis lecturas pasadas, sino muy al contrario de las presentes, de las más actuales. Se trata mas que de recomendar de una invitación a la reflexión. Por lo general y salvo alguna excepción inevitable, lo que ahora busco por las librerías y las bibliotecas publicas son libros breves pero que sean muy jugosos, que den mucho que pensar… También te podrás encontrar con recortes de prensa, con artículos que me llamaron la atención… Y esto en definitiva es de lo que va a tratar este blog… Me gustaría contar con tu opinión y tu aportación si lo consideras oportuno


lunes, 14 de marzo de 2011

Enrique Curiel por llamazares

Uno de los nuestros

04 mar 2011



GASPAR LLAMAZARES

La Política, con mayúsculas, llora la pérdida de Enrique Curiel, que se fue prematuramente. Su desaparición a los 63 años supone una marcha muy temprana, como temprana fue su incorporación a la lucha por la libertad en unos años donde quien lo hacía se la jugaba de verdad, más allá de retóricas, luchas a toro pasado o reivindicaciones de un manido “yo estuve allí” que en otros nadie recuerda.
El sentido e improvisado homenaje que se le rindió en un abarrotado tanatorio de La Paz, donde sus seres queridos le velaban antes de devolverle a su amada Galicia, fue una clara demostración, quizá un poco tardía, del respeto que muchos mantenían tanto a su persona como a sus ideas y, sobre todo, a una integridad y cordialidad a prueba de problemas, deslealtades, olvidos e, incluso, de la enfermedad.
Se pudo ver a mucha gente. Sin duda no estaban todos los que son, pero los que se aventuraron a llegar al tanatorio por la carretera de Colmenar en una tarde especialmente gris y triste estaban allí de corazón, mirando no sólo al pasado sino al futuro que nos aguarda y que a él le hubiera gustado saber, sin duda, qué cambios nos depara, para bien o para mal.
Tengo pocas dudas de que pensamientos muy similares debían pasar por la cabeza de los representantes de las instituciones del Estado allí presentes, de los ministros y del amplio abanico de políticos, universitarios, docentes y sindicalistas, entre ellos destacados militantes de aquella generación del PCE y de Izquierda Unida que fueron sus compañeros de lucha.
De entre las muchas cosas que he oído de él en las últimas horas me quedo sin dudarlo con la definición de su compañera Carmen, para quien Enrique fue “un buen hombre, un buen amigo, inocente a veces y muy sensible, que quería mucho a su país y que por este luchó toda su vida”.
Para muchos puede que fuera una sorpresa, pero para los que le conocían mejor está claro que no. Resulta que en la hora de la verdad, cuando un simple gesto puede ayudar a resumir una vida, su militancia en el PCE marcó para siempre su trayectoria vital. Por su expreso deseo su féretro permaneció cubierto con la bandera de “el Partido”, como lo seguimos llamando aquellos que saben de lo que hablo.
Espero que no sea tarde para decirlo, pero a Enrique Curiel no le hemos hecho justicia. Fue un político muy desaprovechado, al que nadie más allá de su familia ayudó a superar las contradicciones que le impuso la propia Transición. Está muy claro que no fue un iluminado, pero sí fue un hombre valiente que, en momentos clave, cuando hay que hacerlo, demostró tener un firme ideario político, para unos acertado y para otros fallido, pero que era el suyo y al que fue fiel hasta el final.
José Bono, presidente del Congreso y compañero de filas en el PSOE, consideró en ese homenaje que a Enrique se le negó el amparo en el último partido donde refugió sus soledades. El tiempo, sin duda, coloca las cosas en su sitio, pero en estos momentos puede decirse ya que con su hacer y con sus ideas representó tanto desde Izquierda Unida, como luego desde el PSOE, la pulsión de unión de la izquierda, de su necesaria apertura y renovación, y siempre desde el diálogo y la amabilidad.
Tengo muy presente que en su intensa y fulgurante trayectoria política, Enrique Curiel pudo combatir desde distintos frentes, pero nunca cambió de trinchera.
Fue hijo del catedrático de Lengua Francesa Luis Curiel, un intelectual de izquierdas perseguido por el franquismo. A este propósito, en su homenaje se recordó la carta que le remitió Enrique a Bono en 2008 para responder a quienes desde la ultraderecha le criticaron por buscar el cadáver de su tío Eugenio, un sacerdote fusilado en julio de 1936 cuando se presentó ante los franquistas para solicitar que no mataran a su hermano Luis, apresado por sus ideas progresistas. La misiva era toda una declaración de principios y decía que la reconciliación “no puede ser de sólo una parte” y que “la indignidad, cuando desenfunda, no tiene límites”.
El 23-F, cuando Tejero ocupó el Congreso de los Diputados con un grupo de guardias civiles con las intenciones que todos ya sabemos, Curiel era secretario del Grupo Parlamentario Comunista. Logró escapar del golpe saltando por una ventana y esa noche participó en la red que se tejió entre los partidos para salvar a la democracia en peligro. Como tantos otros, no tuvo ninguna duda de lo que había que hacer, para bien o para mal, tampoco en ese momento. Y no esperaba que nadie se lo agradeciera ni reconociera, creía que había que hacerlo y punto.
En medio de muchas dificultades, fue honrado hasta el final. Ha muerto lúcido y pobre, con escasos recursos económicos, negando con su vida la perversa asociación entre política y corrupción. Al final, seguía siendo el mismo de cuando, junto a Pilar Bravo, lideró la organización universitaria del PCE y fue detenido, torturado y desterrado; el mismo que fue compañero del estudiante Enrique Ruano, asesinado por la Policía de la dictadura, e igual que cuando la Política –de nuevo con mayúsculas– le dejó varias muescas por ejercerla con dignidad, como el tiro que recibió de la Brigada Político-Social por manifestarse a favor de la liberación de Santiago Carrillo, en 1976, tras su retorno clandestino de Francia.
Enrique, al otro lado de la izquierda, fue siempre uno de los nuestros.

Gaspar Llamazares es portavoz parlamentario de Izquierda Unida en el Congreso

"Estaba en la biblioteca y este periódico estaba desocupado con lo cual me puse a echarle un ojo, y me encuentro con este articulo de Don Gaspar Llamazares y me llamó sobre manera la atención del subrayado en rojo y me dije mira tu por donde como le saca punta al tema del los corruptelas de los políticos de a derechas y de a izquierdas. El mismo don Gaspar se pone en evidencia, El escandalzo de los Eres falsos de Andalucia, en esa harina esta tan de cabeza la Izquierda Unida y desde luego el PSOE, y que casualidad don Enrique que en pazdescansse, anduvo por ambos ambientes, pero no merece la pena que yo distraiga mas palabras, como he dejado el enlace de la noticia es tremendo los comentarios..

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  • #16 Comentario por cubillo1934

    04/03/2011 23:11

    Será uno de los tuyos con todos los respetos para ti, Llamazares, y para Curiel.
    La referencia a la pobreza del fallecido es insultante. Ya quisiera yo, licenciado en ciencias exactas y profesor de secundaria, disfrutar de una pobreza similar (parlamentario en dos legislaturas y de profesión: político). Debe de ser que sabiendo un poco de geometría no me trago lo de la geometría variable. No se nos escapa este artículo tuyo en memoria de Curiel y el que no escribiste en memoria de Marcelino Camacho.
    Comprendo sentirse derrotado (yo lo estoy casi todos los días) pero cambiar de chaqueta par seguir "ejerciendo responsabilidades" (pobres) demuestra poca altura moral y elegancia política y, lo que es peor, una vida falsa que no sabe vivir más allá de la permanente necesidad de dar lecciones a los demás. Que os zurzan y lo reitero: viva Marcelino Camacho, que humíldemente supo retirarse, en la pobreza y con dignidad, a disfrutrar de los pequeños y privados ( a ver si os enteraís) placeres de la vida

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